viernes, 1 de julio de 2011

Censurofilia


Ummm..., me pone tanto usar la tijera que a veces, hasta me preocupa llevarme un dedo mientras pego tajos aquí o allá. Tengo tijeras de todos los colores y tamaños: con la punta redonda, con la punta afilada. Unas con pequeños agujeros donde ya casi no caben mis dedos y otras, con grandes orificios por los que deslizo mi dedo pulgar pero; de todas las que tengo, la mejor es la que no tengo pues sencillamente no existe.

Me levanto por las mañanas y lo primero que hago es quitarle el polvo a mi colección de tijeras, las de verdad. Llevo tanto tiempo sin usarlas, que hasta las echo de menos y sólo con mirarlas me excito tanto que inexcusablemente termino eyaculando de placer. Menos mal que las guardo en una vitrina de cristal porque si no me costaría mucho más limpiar el polvo.

Por eso, me encanta mi otra tijera, la que a pesar de no existir, llega más lejos que ninguna otra, de un lado al otro de mi planeta. Soy un Dios, el Dios de las tijeras y no creáis que me llamo Eduardo Manostijeras ni que necesito afilar mis dedos. Me llamo Mark y fundé Facebook para poder usar mi tijera virtual y correrme de placer mientras pego tajos aquí y allá.


Dedicado a Marc Zuckerberg, censor mayor de la red y a todos los secuaces que hacen de Internet un sitio menos libre.

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