lunes, 5 de diciembre de 2011

Primas Hermanas (Otra vez)

Esta mañana he tenido la placentera oportunidad de compartir un “brunch” con una deliciosa mujer y durante nuestra interesante conversación, ha vuelto a surgir el eterno tema de la dominación profesional.

Por eso, me permito el lujo de rescatar este articulillo que escribí hace tiempo.

Aprovecho la oportunidad para dedicarlo a esas personas que continúan su huida hacia delante, de la mano de todos esos tontos (yo incluido), que les hicimos creer que eran Diosas, diosas destronadas.

Mis más sinceras disculpas a quien se sienta aludida …


Primas Hermanas

Últimamente estoy viviendo desde relativamente cerca el abandono, por parte de “dóminas profesionales” de la escena, valga la redundancia, profesional.

Cenando con una de ellas, utilizó la expresión que titula este artículo y a la que me referiré más adelante en un acto heroico de admisión de la cercanía existente entre el sexo de pago y la dominación.

Uno no tiene mas que darse una vuelta por Internet, para leer por activa y por pasiva la frase: “dominación no es prostitución”, en tantos idiomas como traducciones de “El Quijote” existen. Eso, por no mencionar que la persona que abona un “tributo” de €200 por jugar una hora no es un cliente, sino un esclavo. Y si además se excita con ello, es un esclavo cerdo (subgénero de esclavo no eunuco).

Pongamos las cosas en su sitio, decir que la dominación no está mínimamente asociada a la prostitución es como decir que el BDSM no tiene nada que ver con el sexo (el normal, no el de los ángeles).

Total que si cuando practicamos BDSM tenemos un orgasmo, este no es real sino provocado por la conexión “físicomántrica” existente entre el roce de las cuerdas y alguna zona erógena desplazada de nuestro cuerpo. Porque claro, una Mistress, no toca las partes de su esclavo cuando le ata los testículos, simplemente se produce un roce circunstancial sin ánimo de lucro (léase excitación sexual).

Vale, ya me imagino a la armada dominante profesional poniendo un grito en el cielo porque estoy empezando a equiparar la dominación con la prostitución, así que me remito al título de este artículo para evitar ser inmediatamente lapidado. Auch !!!!, esa piedra me ha dado donde más duele.

La prostitución ha existido, existe y existirá, por mucho que se empeñen algunos políticos en evitarlo, mientras quizás son usuarios anónimos; de la misma forma que ocurría cuando el aborto era ilegal y las intervenciones se realizaban en Londres.

La prostitución, en mi modesta opinión no es mala, es un trabajo como otro cualquiera en el que una persona vende lo que sabe vender, de la misma forma que por ejemplo un futbolista vende sus piernas y una científica su cerebro.

Lo que sí es malo, es lo que está detrás de la prostitución:

Proxeneta
(Del lat. proxenēta, y este del gr. προξενητής)
1. com. Persona que obtiene beneficios de la prostitución de otra persona.
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Veamos dónde estamos porque creo que me he perdido. Si la dominación no es prostitución y el esclavo no es cliente, entonces el hombre que explota a una mujer para que ejerza de dominante y/o sumisa a cambio de dinero, tampoco es un proxeneta.

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