martes, 22 de diciembre de 2009

El Norte también existe

Suelo decir que una de las mejores cosas que me ha proporcionado el BDSM en todos estos años ha sido conocer gente, no sólo en mi ciudad sino en diversos lugares del mundo. Viajar es una de mis mayores pasiones y conocer personas y otros subgéneros mientras viajo lo es aún más.

Saber que el mundo está lleno de perversos como yo y poder verlos en diferentes ciudades del mundo resulta particularmente gratificante. Invitarlos a mi casa lo es aún más (va por vosotros, los de Ausburgo).

Por eso, el viaje a Londres para asistir al Rubber Ball fue una ocasión especial para llevar a cabo estas pasiones.

No voy a entrar en los detalles de la fiesta que de sobra son conocidos, aunque admitiré que la organización del evento fue un desastre. Fallaron cosas tan básicas como la bebida, el atuendo de unos pocos (muy pocos), los fotógrafos no autorizados, el guardarropas, el payaso de turno molestando a las invitadas, los baños, la música y otras menudeces pero, perversos amigos, no falló la gente (la mayoría de la gente) que para mi es lo que cuenta.

Por supuesto que hubo excepciones que confirman la regla pero, en términos generales, estar en un sitio así rodeado de tanta gente guapa (con mayúsculas pero no necesariamente con belleza) disfrutando del látex, del sexo, de la perversión, de la lujuria, del dolor, de la pasión, de la noche; convirtió el evento y, por ende el fin de semana, en una experiencia a repetir.

A veces pienso que he nacido en el país equivocado y recuerdo todos esos años que pasé en mi lejana Oceanía y en la no tan lejana Inglaterra. Años, por otro lado, desperdiciados desde un punto de vista perverso pero que me ayudaron en mi afán de descubrir nuevos horizontes que no sólo apuntasen fuera de mi país, sino de todo lo relacionado con él.

Dicen que el deporte favorito de los Españoles es criticar y me resulta cuando menos llamativo que las fiestas que se celebran en nuestro país sean supuestamente maravillosas y que sin embargo nos empeñemos en criticar todo lo que ocurre al norte de los pirineos, ¡al norte de nuestras narices!

¡Qué bien nos vendría mirarnos de vez en cuando en el espejo de nuestro orgullo y darnos cuenta de que ahí fuera, lo hacen mucho mejor que nosotros, aunque falle la bebida!

Ya quisiera yo asistir a un evento similar en esta tierras y poder decir que la organización no fue perfecta. Pero no, preferimos criticar todo aquello que no somos capaces de hacer. Aún recuerdo esas charlas del Rosas en las que un amable señor me dijo eso de “Spain is different” y le dije que por eso es por lo que deberíamos aprender a mejorar nuestras diferencias.

Qué queréis que os diga, yo me lo pasé genial y prefiero recordar la cara de lujuria de mi adorada acompañante que la ausencia de Vodka en la barra.

Gracias A, gracias R, gracias M, gracias J, gracias C, gracias de todo corazón ...

jueves, 10 de diciembre de 2009