viernes, 29 de diciembre de 2017

El mito del amito

Para gustos los colores y por supuesto que este refrán no iba a ser una excepción en lo que respecta al “Amo/a” ideal. Evidentemente el título hace referencia a la versión masculina de la dominación, porque me ha venido a pelo que “mito” rime con “amito”, pero por supuesto, que estas reflexiones son aplicables a ambos géneros.

Si te das un paseo por Fetlife o incluso por locales BDSM verás que la fauna es diversa y cada uno ejerce el papel que le gusta y en muchos casos ensalza la cualidad de la que carece. Puedes encontrar desde el modelo “amito del universo”, al “amito humilde” pasando por toda una colección de subgeneros. Pero realmente, ¿existe el amito perfecto o quizás es un mito?

Durante mucho tiempo pensé que ser un experto en todo tipo de técnicas de dominación era la clave para llegar a ser ese amito perfecto que en cierto modo tanto ansiaba. Investigaba y practicaba casi sin descanso para intentar llegar a esa quimera de la perfección. Sin embargo, un día conocí a una persona que si bien era un ingeniero del shibari, como me gusta decir, no tenía una pizca de empatía y su forma de atar era tremendamente aburrida, aunque eso sí técnicamente perfecta.

Luego llegaron ellas y me di cuenta de lo que representaba la belleza de las cuerdas dentro de un perfecto caos. Fue entonces cuando aprecié que lo importante no es ser maestro de nada, sino “disfrutante” de todo. Se trata de hacer las cosas con pasión porque no tiene sentido hacerlas de otra forma. A ellas les solían decir que su forma de atar era desordenada y caótica, pero lo cierto es que eran la prueba evidente de que sólo si dominas la técnica, puedes realmente dejar volar tu creatividad. Si conoces a la perfección las reglas del juego puedes saltártelas a tu antojo y ahí es donde está el encanto. No sólo se necesita técnica, sino actitud.

Y ahora que ya tenemos dos de las tres patas de mi breve reflexión sobre el mito del amito: ¿Cuál creéis que sería la tercera?

Una vez más para gustos los colores pero pienso que la tercera e indispensable cualidad que debería tener un dominante va asociada con la parafernalia, independientemente de hacia donde vaya orientada. Si lo tuyo son las cuerdas cuida y mima tus cuerdas. Si son los látigos, cuida y mima tus látigos. Si son las esposas, por favor, no uses unas con terciopelo rosa. Y si lo tuyo es el fetichismo, viste para matar.

Pero realmente lo importante no es que tengas técnica, actitud o parafernalia. Lo importante es que estén equilibradas y que ninguna de ellas brille por su ausencia, porque como se suele decir, una cadena es tan débil como el más débil de sus eslabones.

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