Después de tantos años participando en fiestas, tanto a nivel organizativo como “disfrutativo”, diría que suele haber tres fases ineludibles en lo que a la organización de este tipo de eventos se refiere.
La más larga es sin duda la preparación del evento en sí, que puede llevar desde días a semanas, e incluso meses. Sé de buena tinta que el “ZGZ Conexión” se fraguó varios meses atrás.
En segundo lugar, están los momentos previos al evento en sí, cuando te das cuenta de que ya no hay vuelta atrás, de que si falla algo, no habrá más remedio que improvisar y rogar a “Diosa” para que todo salga casi tan bien como estaba planeado.
Por ultimo, está esa fase en la que con el evento ya terminado, te encuentras en una especie de trance del que no puedes salir. Permitirme contertulios que os diga que ya has parido el evento y, lo que ahora necesitas es reposo y desear que la criatura no llore mucho.
Como os decía al principio, he seguido de cerca la organización de este singular fin de semana que se celebraba por primera vez en el tiempo; por primera ven en una ciudad alejada de los circuitos tradicionales; por primera vez por gente que perdía la virginidad organizativa pero; queridos amigos, con mucha, mucha ilusión, de esa que sólo una madre primeriza puede sentir.
El resultado, visto desde fuera y un poquito desde dentro ha sido simplemente excepcional de principio a fin. Todo, incluso los nervios, estaban en su sitio y, hoy 26 de septiembre, os puedo decir con la mano en el corazón, que ha sido un precioso fin de semana en compañía de esa gente que se merece todo en nuestra vida, tanto vainilla como perversa.
En nuestra memoria perdurarán tantas cosas como experiencias pudimos disfrutar:
• la maestría de quien maneja y se deja manejar con las cuerdas …
• quien es capaz de convertir en restrictiva belleza un tremendo globo de látex …
• pintar espaldas cual grafitera callejera …
• lucir como brillantes bellezas de pasarela …
• dejarse electrocutar sin prejuicios …
• posar en el Photocall para quien sin lugar a dudas es el ejemplo a seguir …
• derretirse al ritmo de la música mediterránea …
• mostrarnos lo que sus manos son capaces de crear …
• enseñarnos el arte de la dominación y la sumisión …
• y un largo etcétera ...
En definitiva, creo no exagerar diciendo que este fin de semana ha sido una experiencia no sólo a recordar, sino a imitar.
¡Enhorabuena a todos los que la hicisteis realidad!
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