lunes, 17 de septiembre de 2012

The IV Wicked Weekend

Una "esclavizante" experiencia

Dícese que todo lo que empieza termina y, terminar este maravilloso y agotador fin de semana no podía ser una excepción por mucho que el deseo de vivir una fantasía inagotable, una historia interminable, permanezca en ese huequecito de nuestros corazones donde viven las fantasías. Si además, uno ha podido ver la cara de satisfacción de los asistentes a tan singular evento, la ecuación es casi perfecta por muy esclavizante que haya sido participar como “staff”, en el primer evento de estas características que se celebra en España, dedicado exclusivamente a la dominación femenina.

Ha pasado mucho tiempo desde que empezó a gestarse la idea y el esfuerzo, por parte de varias personas ha sido inmensurable pero, la sensación del trabajo bien hecho, me hace sentir feliz, porque por primera vez ha sido posible replicar el concepto OWK en mi país, aunque haya sido a una escala mucho menor.

Fui asiduo visitante del OWK y otros sitios similares pero como tal, nunca había llegado a percibir hasta que punto es laborioso conseguir que todos los engranajes de la maquinaria funcionen para el deleite de los asistentes, incluyendo tanto a las de arriba como a los de abajo.

El viernes fue un día muy largo pues si bien organizar un evento de este calibre había llevado mucho tiempo, era el día D y ya no había vuelta atrás. Armados con todo lo necesario para hacer de este fin de semana algo inolvidable,  partimos hacia nuestro destino a primera hora de la mañana. Creedme si os digo, que llevar jaulas, cepos, látigos, esposas, ropa, comida, bebida, e infinidad de otros objetos para celebrar un evento tan especial en un bosque no es nada fácil. Sabía lo que implicaba organizar un evento en un “nuestra casa fetteratiana” pero, trasladar parte de Fetterati y su esencia a una mansión en mitad de la sierra, es arena de otro costal.

El resto del fin de semana, problemas incluidos, fue como la seda y pudimos apreciar hasta que punto el trabajo previamente hecho había merecido la pena. Hubo momentos gloriosos que permanecerán por largo tiempo en mi memoria. Hubo momentos tremendamente complicados, “organizativamente hablando”, que es mejor olvidar pero, el resultado ha sido tan espectacular que uno no puede sino mirar al futuro con el deseo de repetir tan peculiar experiencia.

Mi primer agradecimiento es y lo será siempre para quien me acompaña y, a quien acompaño, en este largo viaje que es intentar poner nuestro granito de arena para cambiar la situación del BDSM en este país, intentando equipararla al resto de los países civilizadamente bedesemeros. No hace falta que diga el nombre porque, su nombre ya viene escrito en mis palabras.

Mi segundo agradecimiento es para mi compañero de cocina, de transporte, de avituallamiento, de todo lo demás. Esa persona sin la que este evento y probablemente Fetterati, simplemente no hubiese existido y a la que tanto tenemos que agradecer, aunque casi siempre se quede en la sombra.

Mi tercer agradecimiento es para un amigo que ha sido el apoyo necesario para que todo funcionase a la perfección.

Mi cuarto agradecimiento es, por supuesto, para los asistentes que han confiado en nosotros e incluso han venido de muy lejos sabiendo que una sonrisa de satisfacción les acompañaría en su viaje de regreso a casa.

Y puesto que lo mejor siempre se deja para el final, mi último agradecimiento es, como no podría ser de otra forma, para las 5 damas que han hecho posible el Wicked Weekend y en especial para una de ellas que guardará siempre la llave de mi rebelde sumisión.


Gracias de todo corazón.

martes, 14 de agosto de 2012

La Asimetría de las Magnolias

Hace unos cuantos años tuve la oportunidad de pasar un tiempo Madame Kyra, una excepcional mujer, con la que viví alguna inolvidable experiencia.

Un día, cometí el maravilloso error de contarle a a mi querida Amanda Manara una de esas aventuras y el resultado, de la mano de su pluma, fué este.

Cualquier parecido con la realidad NO es pura coincidencia.


La Asimetría de las Magnolias

Dentro del maletero del coche. Esposado de pies y manos, una bola en la boca y con una máscara que me cubre el rostro. Estoy muerto de miedo. Un miedo que se expande, crece, me arranca lágrimas, me estremece, me derrota. Sin darme cuenta, acabo de mearme encima. Un líquido caliente me moja los pantalones, se escurre hasta la moqueta y lo empapa todo. Algo parecido a la locura se instala en mis neuronas. Estoy perdido, solo y abandonado a ella. De pronto, como si una mano gigantesca apartase el miedo, un rayo de deseo invade este espacio donde yazco, pequeño y oscuro. Noto cómo una erección salvaje, primitiva, se va apoderando de mí. Algo enorme que va creciendo. Ella conduce deprisa, sin preocuparse de mí. En cada curva me golpeo contra las paredes. Da muchas curvas. Cada movimiento del coche me arrastra más lejos. Acerco mis manos, esposadas, hasta mi sexo y el contacto del metal con mi polla inmensa me hace estallar. Un orgasmo largo que me rompe, aúllo dentro de la máscara negra. Tiemblo. Sudo. Empapado en orina y semen. Algo muy parecido al nirvana  va ocupando un lugar en cada una de mis células. Pierdo la noción del tiempo. El espacio ha desaparecido. Vuelvo a mi infancia, a aquella alacena oscura  donde me escondía de mi madre. Aquel espacio, como un útero enorme cargado de olores incitantes, acurrucado al fondo, en el espacio más oscuro. Esperando que algún sonido me delatase. Esperando la aparición de esas manos que me azotarían con la suela de la zapatilla, para salir corriendo hacia mi cuarto y disfrutar esa sensación. Tenía cinco años, nunca lo olvidaré, la primera vez que me escondí en la despensa.


Tengo frío, no sé cuanto tiempo llevo aquí metido. Como un bucle de tiempo, me veo bajar del taxi, frente al número tres de Joaquimstrasse. El corazón me cabalga con furia. Sí, no hay error, aquí está el parking que busco. Estoy tan nervioso que no encuentro la entrada de peatones del aparcamiento. Doy una vuelta por la acera, y decido entrar por el acceso de coches. Un conductor rubio y enorme me dirige una mirada reprobatoria. Los alemanes son así de perfectos. Entrada de vehículos. Y soy un peatón. Espero que no se note el ansia que me guía. La oscuridad del interior me tranquiliza. Busco la plaza que me han indicado.  Tengo miedo. Una masa viscosa parece haberse apoderado de mis neuronas, incapaces de pensar con claridad. Al fin lo veo, la plaza cuarenta y nueve. Coloco el pie izquierdo sobre la línea que forma el cuatro, y el derecho ajustado al borde del número nueve. Las piernas ligeramente abiertas. Cuarenta y nueve. Dos números pintados en el suelo, de color amarillo, y de frente la pared, blanca. Es todo lo que puedo ver. Los nervios al borde del precipicio, el estómago convertido en un amasijo que se retuerce y me oprime el pecho. Una amarga desazón se ha apoderado de mí desde que bajé del avión. Colócate de frente a la pared en la plaza número cuarenta y nueve. No mires hacia atrás ni una sola vez o todo habrá terminado. Ese el mensaje que pude leer cuando descendí del avión en esta ciudad que no conozco. Escucho moverse un coche, las ruedas emiten un lamento como de animal herido sobre este pavimento pulido y húmedo. Se aleja. Respiro de nuevo. Algo muy parecido al arrepentimiento comienza a surgir desde el fondo, amagando con invadirme. Pienso en positivo, no me dejo llevar por esa sensación. Llevo meses esperando este momento, ahora hay que aguantar, esperar. Pienso en su voz, pétalo de magnolia, y me olvido de donde estoy. Estoy en sus manos, absolutamente. Puede ocurrir cualquier cosa. Con los ojos cerrados y todos los sentidos alerta, escucho los sonidos lejanos de coches que se mueven. Un edificio de oficinas en el centro de Hannover, impersonal. Miro el reloj, llevo casi veinte minutos aquí parado, de pie, esperando. Ella puede venir cuando quiera, en cualquier momento, dentro de dos horas o de cinco. Son sus condiciones y yo las he aceptado. Las he firmado incluso. Soy enteramente suyo, puede hacer conmigo lo que quiera. La he soñado tantas veces que algo comienza a removerse dentro de mí. El miedo ha crecido, ahora inunda cada rincón. Debo estar loco, ¿qué demonios hago aquí, en una ciudad que no conozco, en un país que no es el mío? Y el fortunón que he pagado por ello. Trato de quitarme esa idea de la cabeza. Estoy aquí porque yo lo he elegido. El sonido de un coche va creciendo hasta acercarse hasta esta plaza donde estoy. Siento que me voy desmayar. El coche se detiene justo a mis espaldas. Mis piernas se doblan, casi hasta caer, tengo que hacer un esfuerzo inmenso por mantenerme en pie. Se abre la puerta, produce un sonido compacto, de coche caro, grande. El motor sigue encendido. El sonido sordo y rítmico del motor es lo único que es escucha. De pronto, unos tacones taladran el aire. Es ella. Lo sé, lo siento en el aire, moléculas de perfume se han esparcido a mi alrededor. Se acerca a mí. Tiemblo. Buen chico, escucho su voz, por primera vez junto a mi oído. Pronuncia un no te muevas, que me azota como un látigo. Una bola se instala en mi boca, mi nuca se estremece al contacto con un material suave y frío. Una capucha. Ahora cubre toda mi cara. Algo se rompe dentro de mí, como un girón de nubes que se abre dejando ver un cielo limpio. Se ha roto el miedo, entre sus fibras abiertas comienza a aparecer el deseo. Ahora unas esposas. El mundo se ha constreñido a su olor, a su voz. Me dirige con mano firme hasta el coche, que ronronea a un par de metros. Un click y algo que se abre. Me guía con sus manos hasta dentro del maletero. Es grande, estoy casi cómodo. Entonces me esposa los pies. Luego, de golpe, cierra el portón del maletero y escucho su taconeo. Arranca deprisa, rechinando las ruedas en el cemento del parking. Ya estoy. Ya soy suyo.

El sonido seco del coche al detenerse me hace volver a la realidad. El familiar taconeo se acerca hasta el maletero. Lo abre. Me quita las esposas de los pies. La voz de pétalo de magnolia me ordena salir. Estoy entumecido por la postura casi fetal que he adoptado. Entumecido, húmedo y ciego. La máscara cubre mi rostro. Consigo ponerme en pie. Unas manos se ciñen en mi cuello y siento cómo me colocan un collar. Luego el familiar sonido de una cadena enganchada al collar y un ligero tirón. Su voz me azota como un látigo, ahora entiendo bien su nombre, Miss Knute. Me insulta, me llama perro, sucio, gusano de mierda. Me hace salir del maletero con un fuerte tirón de la cadena. Una vez de pie en el suelo, me da dos bofetadas, mientras pronuncia insultos que no soy capaz de traducir. Luego, tira del collar y enganchado a su mano firme recorro a oscuras un pasillo hasta llegar a una habitación con ecos fríos, como metálicos. Entonces me ordena sentar. Siento el tacto frío del asiento, la humedad de mi ropa me pesa y el olor de mis propios líquidos se ha pegado a mi nariz. Me quita las esposas de las manos. Me duelen. Me froto las muñecas. Alivia. Desnúdate, escucho de nuevo su voz. Tiemblo al desabrochar los botones de la chaqueta, los dedos se me enganchan, torpes. Deja la ropa caer al suelo, esclavo, escucho su voz como una amenaza. Noto la chaqueta dura y mojada por el lado derecho sobre el que he estado tendido, como una costra. Luego la corbata. La camisa. Me agacho para quitarme los zapatos y los calcetines. Lo dejo todo en el suelo. Un frío de hielo se instala en la planta de mis pies. Me quito el cinturón y el pantalón, sucio, mojado, maloliente. Los slips empapados.

Una cascada de agua helada cae desde algún lugar en lo alto. Me empapa. Tiemblo de frío y de miedo. El agua escurre sobre mi piel. De pronto la cascada de hielo se detiene. Siento caer las gotas de agua desde la argolla del collar. Aterrizan sobre mi estómago y se deslizan, creando pequeños riachuelos de lluvia que se arremolinan a mis pies. Vuelve a colocar la cadena en mi collar y me arrastra, desnudo y mojado. Un largo pasillo, con ecos de alfombras, y el sonido de una puerta que se abre. Escucho de nuevo la voz de magnolia, suave como un pétalo, ordenándome acercarme a sus pies. A cuatro patas, mi cuello ceñido por la cadena, me acerco a los pies de mi diosa. A mi secuestradora. A mi ama. A mi sueño. Un estremecimiento, como una corriente que me abrasa, me recorre la espalda. Siento como una erección va creciendo entre mis piernas. Siento mi polla emerger entre ellas como un animal hambriento. De pronto un puntapié sobre mis testículos me hace detenerme. Un dolor intenso me paraliza. Quieto, gusano, y su voz pierda la suavidad y se convierte en corteza, en rama dura. Espero, a sus pies, a cuatro patas sobre el suelo helado, sin moverme. Así es como quería verte, esclavo, y su voz de magnolia me llega desde arriba como una torre inaccesible. Un golpe de fusta cae, de pronto, sobre mis nalgas desnudas. Suave al principio, rítmicamente. De pronto aumenta el ritmo y la intensidad. Me duele. Noto mi piel enrojecida. Unas manos enguantadas me acarician las nalgas. Mi excitación crece y se multiplica. Sigue azotándome, sin pausas, con maestría. Un flujo de semen, como magma caliente, va creciendo en mi interior. De pronto, siento como unas manos me cogen por los testículos y aprietan. Dolor. Mucho dolor. La excitación baja y se cae. El magma se ha detenido en alguna fisura. La fusta vuelve a caer pausada sobre mis nalgas, percibo un aroma a sexo húmedo a mi alrededor. Un sexo de mujer. La fusta cae de nuevo sobre mi piel, me lacera, mientras el magma ha vuelto a crecer, mi polla va a romperse de placer. Me envuelvo en ese olor penetrante y ritmo de los golpes aumenta. Se detiene de golpe, unas manos me acarician los glúteos, la espalda.


Percibo un taconeo sordo desplazándose sobre una alfombra. Luego una llave que gira. Una puerta que se abre. Un sonido metálico y un click. De nuevo el taconeo. Ahora vas llevar un cinturón de castidad, para que no hagas guarradas, mi siervo. Siento miedo y excitación, todo a la vez. De pie, gusano, escucho y me incorporo como un resorte. Un objeto metálico envuelve ahora mis testículos, mi polla,  casi flácida. Mi trampa.

Miss Knutt toma de nuevo mi cadena y me lleva por el pasillo, a cuatro patas de nuevo. Una puerta que se abre, parada, unas llaves que se agitan. Una puerta metálica que chirría un poco al abrirse. Adentro de la jaula, esclavo, pronunciado como un latigazo. Extiendo los brazos y noto el frío de los barrotes. Una mano desprende la correa de mi collar, y luego el sonido de puerta al cerrarse. Ya estoy dentro. Solo, a oscuras y con el cinturón puesto, ni siquiera puedo excitarme. Intento dormir un poco. Sé que la noche va a ser larga, pero me gusta. Me gusta estar así, atado, recluído y a oscuras. Saber que no puedo excitarme, por ese pinchazo que me taladra los testículos y araña mi glande,  me hace enloquecer. Dejo de pensar, me relajo, imagino un bosque en otoño, un arroyo que desciende la montaña, un cielo azul salpicado de nubes. Respiro profundamente, y sigo paseando mi particular bosque, de pronto estoy paseando por la superficie pulida de su pecho, de su cintura, por la puntera de sus botas. ¡Uf! Dejo de pensar en eso, el dolor es demasiado intenso. Y aún así, me gusta.

Un grito me despierta en la oscuridad. He debido quedarme dormido. Oigo voces masculinas, eso no me gusta. Ordenan, gritan, luego se instala de nuevo el silencio. Minutos  después, el taconeo rítmico de Miss Knutt, mi diosa, vuelve a llenar el espacio. Una pequeña luz se filtra entre las costuras de mi máscara mientras siento los pasos acercarse hasta mi jaula. Sonido de llaves, percibo su perfume al acercarse. ¡Sal de ahí, perro!, truena su voz, como doblándose sobre mí. Salgo y me mantengo a cuatro patas sobre el suelo. Mi diosa, entonces, me acaricia la espalda, las nalgas, los hombros. Hay ternura en esas manos. Me abandono a ellas. Noto como la piel se me eriza, y de pronto, un chorro de orina se escapa de mi cuerpo, contra mi voluntad, y cae al suelo. No puedo parar. Siento cómo un charco se va formando a mi alrededor. Mis rodillas se mojan con ese líquido caliente. Disfruto esos segundos, la mejor meada de mi vida. Y de pronto, ¡zas! un latigazo me recorre. Sin palabras. Siento caer sobre mi espalda las tiras de cuero, el sonido de serpiente que hiende el aire y va a caer justo entre mis nalgas. El dolor es como una picazón, como una avispa gigantesca que se hubiese instalado entre mis muslos. Me excito de nuevo. El cinturón cumple con su misión y me hiere. Voy a morir de dolor, mi polla protesta, casi la escucho gritar. El aire vuelve a gemir, y la punta del látigo vuelve a caer sobre mi espalda. Una vez y otra, y otra más. El sonido metálico de la correa, que vuelve a engancharse en mi collar. No necesita decir nada, ella tira de mi correa y yo la sigo. Percibo la tensión de la cadena, apenas a un palmo de sus manos. La sigo como un perro a su dueño. Me conduce a una sala donde huele a humedad.

Estoy en la ducha, de nuevo. Ella, entonces, me quita la capucha. Me cuesta abrir los ojos y acostumbrarme a esa claridad que nace del techo. Parpadeo varias veces hasta que mis ojos se acostumbran a la luz. Fulgurante, cenital, intensa. Giro la cabeza y la veo. Al fin. Paseo mi mirada hipnotizada por su cuerpo, sus ojos, su boca.  Mi diosa es morena, alta, delgada y con unos ojos de iceberg que me hechizan. Bien elegido el nombre, pienso mientras me acostumbro a la luz. Deslizo la mirada sobre su cuerpo embutido en látex negro, una falda muy corta que deja entrever, a través de unas braguitas de encaje,  un sexo depilado, rosado y cálido. De nuevo una erección comienza a apuntar. Ella lo nota y una mano enguantada aterriza sobre mi cara con una bofetada que se escucha por toda la habitación y que palpita en mis oídos con un picor sordo y agudo. No te excites, gusano, y su voz  me llena la boca de un sabor amargo. En su muñeca luce una pulsera de plata, con una llave. El agua vuelve a caer sobre mi cuerpo. Esta vez más caliente, casi me quema. Un picor intenso en las zonas castigadas por el látigo. Me seca, con mimo, como haría una madre con su hijo después de una buena reprimenda. Vuelve a colocarme la cadena. Ahora ya estás listo para seguir jugando, perro, y camino sobre el suelo, desnudo y a cuatro patas, mis ojos engarzados en los tacones negros de mi carcelera. Abre la puerta y entro en otro universo. Bajo una luz tenue, adivino al fondo de la sala un trono, elevado sobre el suelo. Cubierto de terciopelo negro, con un enorme respaldo. Túmbate en el suelo, restalla la voz de  magnolia embravecida. Me pego al suelo, sobre la alfombra mullida. Cierro los ojos y espero, en silencio. Escucho los latidos espantados de mi corazón. Con la punta de la fusta colocada debajo de mi barbilla, va levantando mi cabeza a su voluntad. Entonces la contemplo, majestuosa, divina, sentada en su trono como una diosa. Los labios rojos, el cabello cayendo indolente sobre sus hombros. El corsé aprisionando su cintura de junco, sus pechos rebosando, espléndidos, y ofrecidos a mis ojos. Y sus botas, negras, brillantes. Tengo una erección proporcional al influjo de su presencia. De pie sobre la plataforma del trono, inmensa y adorable,  comienza a azotarme con la fusta. Enloquezco de placer, no dejo de mirar sus ojos, que desbordan un brillo de supernova. Y mi erección vuelve a crecer, me arranca lágrimas. Los ojos al suelo, ordena con esa voz que me cautiva. Adivino los suyos clavados en mi glande. Baja del escalón y me rodea. Sus manos, enguantadas en látex, me acarician las nalgas, los testículos. No puedo más, cierro los ojos y un orgasmo salvaje me inunda. 

Vuelvo a la realidad al escuchar su voz.  Es tarde, tienes que marcharte. Pero quiero que te lleves de vuelta un regalo especial, dice mi señora. Tiemblo de excitación, imagino mil escenarios distintos, deseo probarlos todos, acercarme a todos. ¡De rodillas hasta que yo te ordene otra cosa, perro!, ordena mi señora y yo obedezco.


Trae una caja. La abre y saca un pequeño strap, de goma, negro. Con una anilla en el extremo. Me lo enseña, y su mirada ya lo dice todo. Lo unta de lubricante y lo introduce, de golpe, hasta lo más profundo de mi culo. Aullaría de dolor, si me atreviese. Y de pronto, lo mueve desde fuera ayudada por la anilla. Aullaría de placer. Coge una cuerda de yute. Me ordena ponerme de pie, por primera vez en horas, no sé cuantas. Las rodillas, doloridas, me sostienen a duras penas.  Sus manos, ahora sin guantes, enlazan la cuerda en la anilla que sobresale entre mis nalgas y va anudando mi cintura, mis muslos, entorno a ese anclaje colocado en mi culo. Una karada que va ciñéndome, provocándome oleadas de placer al sentir el roce de la cuerda sobre mi piel, y sus manos, rodeándome.  Luego se retira un poco y me contempla. Perfecto, ya puedes volver a casa, escucho su voz de pétalo suave de magnolia a mi espalda.

Me contemplo, disfruto de los nudos, de la visión de mi cuerpo enredado en esa cuerda que han puesto sus manos. Tendrás que volver a España con eso puesto; a la oficina, y no te lo quitarás hasta que yo te lo ordene. Recibirás mi llamada. Hay una pizca de diversión, de picardía, en su voz. Sí, mi ama. Esperaré por tu voz, le digo.


Sentado en un asiento de pasillo en el avión de vuelta a casa, recuerdo las horas que han pasado en su presencia, mi sueño, al fin hecho realidad. Vuelvo a excitarme. Una azafata se coloca a mi lado y me ofrece algo de beber. La miro, tan insulsa, tan muñeca, y pienso en mi ama, en su voz de pétalos de magnolia, en la casi imperceptible cojera que sólo he apreciado al marcharme. Una oleada de placer, me recorre de nuevo. Sé que he mojado mis pantalones, mi preciosa karada se pegará a mi piel. Hasta que ella me llame.

La azafata, creyéndose depositaria de aquella mirada de placer, sonríe y me mira con desprecio. ¡Si ella supìera!

viernes, 3 de agosto de 2012

Madame Nicole - El lado frío del OWK


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Una de las veces que probé el cepo exterior fue como parte de una de esas "Estancias Reeducativas" supervisado por Madame Nicole. No recuerdo la fecha pero era mayo o junio y si bien la temperatura era agradable. no hacía demasiado calor.

La Dama en cuestión decía estar cabreada conmigo porque mi vuelo había llegado tarde y parte de la estancia implicaba recogerme en el aeropuerto y llevarme encadenado al OWK. Si bien no hablaba inglés, su traductor me dijo que se había quedado fría de tanto esperar y que quería que yo sintiese lo mismo. Frío y Chequia son sinónimos así que me hizo temer lo peor.

Total que cuando llegamos y después del protocolo de ingreso, me llevó al cepo en cuestión y me puso allí mirando hacia la pared. Estaba absolutamente convencido de que me iba a azotar pero sin embargo se fue y me dejó allí un rato.

Una media hora más tarde sentí que volvía y, me preparé para lo que sería el primer latigazo, pensé. Sin embargo, se acercó y empezó a susurrarme algo en checo que evidentemente no entendí. Sonaba dulce y amenazador a la vez.

Se separó un poco y cuán grande fue sorpresa que en vez de recibir un latigazo, me echó por encima de la espalada todo un cubo de agua fría y me dejó nuevamente allí, tiritando.

Juré por mis muertos que nunca volvería a llegar tarde a una cita con una checa.

lunes, 16 de abril de 2012

Virus Fd010 o Gripe FemDom

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Introducción

La gripe FemDom o AmaGripe (virus Fd010), también conocida como gripe de la dominación femenina, gripe ProDomme o gripe AMAteur; designa a una patología infeccioso vírica que afecta a las mujeres dominantes, aunque tiene suficiente potencial para afectar a distintas especies de mamíferos, incluyendo a algunos sumisos expuestos de forma continuada.

Fue identificada por primera vez en el otro reino del mundo, aunque algunos expertos consideran, que su aparición fue anterior.

Las diferentes variantes del virus de la gripe FemDom forman parte del género pajavirus A, de la familia cleanmybootslave y son virus segmentados, de cadena negativa. Esta familia incluye varios virus clasificados en tres tipos, A, B o C; basándose en el carácter antigénico de una dominoproteína interna. El tipo A es el único que provoca infecciones naturales en las dominantes profesionales. el tipo B infecta de modo primario a AMAteurs y, ocasionalmente el C, a sumisos expuestos de forma prolongada a alguna de las dos variantes anteriores.

Historia

La altamente patogénica gripe FemDom fue inicialmente descrita en 1992. También fue conocida como la enfermedad de “nomemiresalacaraquemecabreo”. Aunque otros investigadores, identifican a un dominante jubilada como responsable de la propagación del contagio. En su reservorio natural, los estudios de dominación profesionales, la infección tiene generalmente un carácter asintomático, ya que las portadoras no se suelen ni enterar de que están infectadas.

La primera asociación del virus Fd010 con alteraciones de la conducta fue descrita por el Doctor Nosoytantonto y se caracterizó con una alta tasa de gilipollez (hasta un 99%), alta incidencia de narcisismo (61%) e incidencia de casos que tuvieron que ser asistidos en unidades de cuidados psiquiátricos (51%).

Todos los genes del virus Fd010 son de origen taconero, preferente del tipo Gucci, sugiriendo que el Fd010 había saltado la barrera intraespecífica. La vigilancia serológica revela poca evidencia de transmisión a mujeres vainilla, salvo en el caso de exposiciones excesivas.


Descripción y propagación

La gripe FemDom o AmaGripe patógena es una enfermedad viral causada por
algunos subtipos (Fd10) del tipo A, B y C del pajavirus, perteneciente a la familia cleanmybootslave que afecta a la mayoría de las dominantes profesionales, causando una enfermedad de carácter sistémico y extremadamente contagiosa, con una elevada alteración de la conducta, que por lo tanto puede influir de un modo muy decisivo sobre la actitud de las contagiadas con respecto a las personas que les rodean. Recientemente se ha descubierto su potencialidad de contagiar al hombre sumiso en su variante C (asuspiesmiseñorae)

Los estudios de dominación femenina, sobre todos los reconocidos internacionalmente, son el reservorio natural de la gripe FemDom, siendo las dominantes principiantes y las de mayor edad, las más vulnerables al contagio.

El virus de la gripe FemDom es capaz de conservar la viabilidad en el ambiente durante largos periodos de tiempo, especialmente cuando las temperaturas son bajas, aunque se sabe que no sobrevive a temperaturas superiores a los 45 °C ni inferiores a los 25 °C por lo que sobrevive adecuadamente en países cálidos .

El virus de la gripe FemDom puede afectar a un gran número de especies de mujeres dominantes, incluyendo diversas razas. Las mujeres dominantes con una mayor susceptibilidad a la infección y, por lo tanto, a la aparición de la enfermedad, son las que se han sentido diosas del universo de forma rápida y/o prolongada. Es particularmente dañino en principiantes que asumen como natural que tantos hombres se rindan a sus pies y además, paguen por ello.

Una vez contagiada, la portadora en cuestión suele presentar los siguientes síntomas:

Alteración de la conducta
Sensación de superioridad
Elevación de la mirada
Imposibilidad de andar sin tacones
Adherencias al teléfono móvil
Prepotencia
Adicción al sushi y a las ostras pedrín.
Vanidad
Atracción por las marcas de lujo.

Además, los síntomas pueden parecer como de una prepotencia común, con ignorancia, vulgaridad, garganta reseca de tanto gritar, mialgias y dolor muscular en el brazo derecho por levantamiento de látigos. Sin embargo, en casos más severos se pueden desarrollar problemas graves del aparato urinario y fecal asociado al uso de criaturas masculinas como papel higiénico.

En los primeros focos que tuvieron lugar, se estableció que la transmisión del virus se produce por los siguientes medios:

Aerógena (vía aérea).
Facesittinogena (vía trasero)
Tocógena (vía tactil)
Latigógena (vía látigos)
Taconógena (vía trempling)
Envidiógena (via Gucci)
Transportógena (vía transporte de objetos contaminados)
Alucinógena (vía todo lo demás)


Un virus en constante mutación

A pesar de los años que se llevan investigando sus diferentes variantes, el virus de la gripe FemDom tiene características únicas en cada una de sus infectadas. En algunos casos se han llegado a detectar mutaciones de personalidad que ante la falta de comentarios positivos de sus clientes, les llevan a fingir ser sumisos adoradores en diferentes foros, de modo que se “autoadoran”, particularmente cuando su caída del estrellato empieza a ser notable.

Virulencia en aumento

En los últimos años se ha observado una fuerte explosión de los contagios debida en gran parte a la exposición de nuevas candidatas a portadoras ya contagiadas. Dichos contagios no sólo se han producido en estudios profesionales sino en ambientes AMAteur (de ahí dicha variante), donde la sola visión de un bolso mejor que el poseído, causa un deseo irrefrenable de dedicarse a la dominación profesional.

Tratamiento

No existe un tratamiento específico ni una curación efectiva. Sin embargo, se ha observado que las pacientes mejoran en función del tiempo que llevan alejadas de otras portadoras y de los sujetos adorantes.

Si bien cabría pensar que con la edad el índice de contaminación se reduce, estudios recientes sugieren que cuanto mayor sea la edad, resulta más difícil la curación.

Vacuna

Todavía en estado experimental, la vacuna de la gripe FemDom está produciendo unos resultados óptimos en aquellas portadoras que debido a la crisis financiera, han tenido que darse cuenta que no todo en esta vida vale doscientos euros.

Las líneas de investigación incluyen: dosis de humildad, visitas a tiendas outlets, ingestión de menús del día y otros componentes que buscan que la portadora empiece a valorar el mundo como es y no como se cree o le han hecho creer que es.

Notas

La gripe FemDom no debe confundirse con el amovirus de la gripe masculina que se describe en el siguiente artículo.

Detección

Si crees estar contaminada por el virus de la gripe FemDom, acude a tu centro sanitario vestida con bambas y chándal, sin perfumes, joyas y uñas sin pintar y hablando sin levantar la voz.

domingo, 8 de abril de 2012

Sin Sentido

Llevo una temporada “perversamente desconectado”, con la única excepción de mis queridas fiestas de Fetterati, en las que suelo participar como DJ, además de organizador en la sombra. Ya casi no juego, pues mi vida está en estos momentos demasiado alterada como para centrarme en nada que no sea aburridamente vainilla.
Por otro lado, no participo mucho en redes sociales, en este caso con la única excepción de colgar las fotos de mi alter ego, Toni Chaptom; que hoy por hoy es el único que me aporta perversas alegrías.

Sin embargo la noticia del cierre del ConSentido me ha causado una profunda tristeza y me ha animado a escribir este texto pues, era un sitio al que tenía un especial cariño y en el que he pasado inolvidables momentos en fiestas, charlas, quedadas, etc …, por no mencionar los tres meses que duró la exposición del susodicho Toni.

Llevaba un tiempo deseando ir e incluso tenía una cocacola pendiente con un viejo amigo, que he ido postergando por los problemas antes mencionados. Me hubiese encantado participar en esos eventos de cuerdas de los que tanto he oído hablar pero, al final no fue posible.

Hoy, he leído algunas opiniones al respecto y me ha llamado la atención ver la facilidad con la que al parecer, se empiezan nuevos proyectos a la vez que se cierran e ignoran otros tantos, en una constante evolución de esa mal llamada comunidad. Porque sí queridos contertulios, esto de comunidad no tiene un carajo, empezando por los que creen tener la representación del colectivo ayudados por una web, un blog, un editorial, un tuite o un feisbuk y, seguidos por los que les creen poseedores de la verdad suprema.

Para no variar, alguno se enfadará conmigo pero lanzo esta pregunta al aire:

¿Quién ha cerrado realmente el ConSentido?

Seguramente habrá razones administrativas, económicas, empresariales y un largo etcétera pero, personalmente creo que el ConSentido lo hemos cerrado nosotros mismos por no apoyarlo de la forma que se merecía.

¿Cuántas veces habéis (hemos) estado allí apurando una copa como única bebida de la velada? ¿Cuántas veces habéis postergado comprar alguno de las obras y/o objetos que se exponían? Ya, ya, la dichosa crisis que arrasa con todo es la excusa perfecta.

¿Cuándo nos vamos a dar cuenta de que los proyectos de este tipo necesitan dinero para salir adelante y que pretender conseguirlo todo gratis no acelera sino su fin?

Leí a alguien quejarse de que no haya un sitio gratis para continuar reuniéndose y probablemente los ex dueños del ConSentido se quejarán ahora de haber apoyado ideas que a la postre les han condenado al fracaso.

Todos somos amigos para el “ji, ji, ji, ja, ja, ja” pero no lo somos tanto para asumir nuestros propios sinsentidos. Mientras no estemos dispuestos apoyar a la gente que se lo curra, que invierte, que lucha por cambiar la forma en que se vive el BDSMk en este país, independientemente de que nos caigan bien o mal; de que me pisen el evento, de que sean caros o baratos, etc, etc … veremos nacer y morir otros tantos proyectos.

Ojala que no tenga que escribir nunca la esquela de mi querido refugio, a pesar de los que brindarían si eso ocurriese. Personalmente prefiero brindar por el éxito de todas las iniciativas, nuevas y viejas: en Madrid, en Zaragoza, en Granada, en Málaga, en Asturias, en Barcelona o en la Cochinchina, por si acaso se me olvida alguna.

Aún nos queda un largo camino por recorrer para situar a España en el mapa, empezando por la fiesta de la semana que viene en Barcelona, si es que no hay ninguna otra antes, por supuesto.

Enhorabuena a Víctor, a José y al resto del equipo, por todos los buenos momentos que nos habéis dado y un enorme:

¡¡¡ GRACIAS !!!

martes, 24 de enero de 2012

Sub Rosa Dictum Wachtraum

Hace ya un tiempo, cuando regresaba de mi primera Sub Rosa Dictum, me propuse continuar con una pequeña crónica de mis visitas por los diferentes eventos "fetichistofestivos", intentado explicar cuál había sido mi experiencia personal. Se trataba de que todas estas aventuras no cayesen en saco roto y sirviesen, no solo de perversa bitácora, sino además de pequeña guía para todos aquellos que quieran adentrarse en los brillantes circuitos fetichistas internacionales.

Sin embargo, como otras tantas veces, lo fui posponiendo hasta el punto de que casi un año y medio después, regreso una vez más de Munich con mi maleta llena de todas esas sensaciones que he podido experimentar. Pero como dice un refrán, nunca es tarde si la dicha es buena, así que intentaré contar lo acontecido ayer y ya puestos a rajar, lo intentaré relacionar con la primera fiesta.


Supe de la existencia de Sub Rosa Dictum de la mano de un auténtico caballero dedicado en cuerpo y alma a que los alemanes luzcan sus brillantes galas que con tanto esmero guardan en sus armarios, a la espera de que tenga lugar esa ansiada fiesta que con carácter casi mensual se convoca.

Descubro que sus fiestas tienen una particular relevancia para los residentes en el sur del país y que se caracterizan por cuidar los detalles de una forma casi obsesiva y fascinante a la vez. Desde la espectacular actuación de tres bellas damas que me quitaron el hipo, hasta los chupa chups en la entrada, pasando por los perfumes, condones y compresas en los baños, la cuidada selección musical con una excepcional calidad acústica en un entorno exquisitamente decorado; hacen que Sub Rosa Dictum se lleve casi 25 de las 25 estrellas que dedicaré a estas pequeñas aventuras y que iré desgranando en los siguientes apartados, previamente consensuados con varios amigos.

Dichos apartados son:

Organización: ¿qué tal era el sitio?, ¿tenía buenas instalaciones?, ¿se permitía el uso de cámaras?, ¿se propiciaba el juego?, ¿era fácil conseguir una bebida?, ¿funcionaba el guardarropas?

Localización: ¿Era bonito el local?, ¿había muebles y juguetes?, ¿había zonas para simplemente hablar?

Higiene: ¿estaba limpio el local?, ¿podía uno sentarse sin miedo a mancharse?, ¿había jabón en los baños?, ¿y condones?

Precio: ¿Era caro?, ¿qué tal la relación calidad / precio?

Ambiente: ¿estaba a gusto en la fiesta?, ¿me gustaba la gente que allí había?, ¿había fotógrafos no autorizados?, ¿demasiado humo?, ¿había demasiada gente?, ¿había demasiados hombres solos?, ¿se exigía y respetaba el código de vestimenta?, ¿realmente había gente “wapa” en vez de guaperas?, ¿había gente jugando?, ¿se apreciaba respeto entre los jugadores y mirones?



Organización


Una fiesta de esta características tiene que ser un evento en el que puedas olvidarte de lo que ocurre fuera de sus paredes y que te permita relajarte, sabiendo que todo un equipo de profesionales está ahí para tu deleite.

En este apartado, Sub Rosa Dictum no se lleva más estrellas, simplemente porque no hay más.

Desde el momento en que cruzas la puerta, te das cuenta de que entras en otro mundo donde se cuida hasta el más mínimo de los detalles.

Camerinos para cambiarse con comodidad, un guardarropa atendido por varias personas, ausencia de colas, una preciosa dama enfundada en látex repartiendo delicias, dos personas validando tus entradas, otra abriendo la puerta, un amplio parking, seguridad, ausencia de cámaras indiscretas junto a un precioso photocall, etc, etc ...

La seguridad, otro valor esencial, no solo viene de a mano de los doberman que suele haber en las puertas, sino de todas esas personas que se encargan de que las cosas simplemente funcionen. En San Francisco me contaron que los llaman "Master of Masters" y no solo se encargan de controlar y reprimir si fuese necesario, sino de asesorar. Se encargan de que tu estancia sea simplemente inmejorable y de que no tengas que preocuparte del baboso de turno, del borracho incondicional y de criaturas similares.

Como aprendí en Inglaterra, tolerancia cero y si no te comportas como debes, la puerta estará abierta para salir y cerrada para volver a entrar.


Localización


Cuesta pensar que el lugar elegido no fuese un local dedicado al disfrute nocturno, pues la decoración estaba extremadamente cuidada, con diferentes salas en las que se podía desde retorcer el cuerpo al ritmo de la música, hasta echar un polvo columpiándose, pasando por barras repletas de camareros que te permiten no perder más de 2 minutos en regresar a lo que estabas haciendo antes de tener que ir a repostar.

En esta ocasión, al tratarse de una fiesta de las pequeñas, para no más de 400 personas, el local estaba dividido en dos plantas. La planta baja, constaba de una sala para gozar de la música, otra con la misma función pero llena de cómodos sillones, dos barras atendidas por una tropa de camareros, una sala de fumadores, baños unisex con todos los objetos necesarios además del papel higiénico y el ya mencionado photo call.

La planta superior, en la que igualmente se podría disfrutar de la música, estaba dedicada a que los perversos pudiésemos disfrutar de esas actividades que nos han traído hasta Múnich.

Infinidad de cómodos sillones aderezados con no tan cómodos muebles como cruces, jaulas, cepos, etc ..., hacían de esa mi planta favorita y no en vano, tuve una extraordinaria experiencia de la mano, o mejor dicho de los pies, de dos bellas damas. Al final va a resultar que mereció la pena hacer ese curso de reflexología podal, doy fé. Gracias a las susodichas Damas, que aunque no leerán esto, permanecerán en mis recuerdos por mucho tiempo y gracias también a esa gran persona que me dio el empujón que necesitaba para postrarme a los píes de tanta belleza.

El único defecto que creo haber encontrado es que el local estaba demasiado lejos del mundo y que al salir me alegré de haberme llevado el coche, pues no encontré un solo taxi en los alrededores.

Higiene


Recuerdo una fiesta a la que asistí en mi ciudad natal y en la que a pesar de estar súper a gusto, tuve la sensación de que tenía que mirar donde posaba mi mano, por no decir otras partes de mi cuerpo, aterrorizado con que no estuviese todo lo limpio que era deseable.

En la Sub Rosa Dictum, la limpieza es simplemente exquisita y se hace presente no solo cuando entras, sino a lo largo de toda la noche. Los vasos vacíos desaparecen de la vista antes de que el propio dueño se percate de que es momento de volver a la barra. Los baños están impolutos, los asientos limpios, los suelos libres de pegajosas salpicaduras.

Creo que si no fuese fetichista podría deciros que se puede caminar descalzo pero, entonces no habría tacones que adorar, así que mejor me callo.

Precio


Suelo decir que lo importante no es lo que se paga por acudir a un evento de estas características, sino lo que se consigue por el precio abonado.

Treinta y cinco euros suenan a calderilla cuando uno recibe la calidad que yo recibí ayer. La relación calidad precio es simplemente excepcional y pagaría mucho más por “no mucho menos”.

Ambiente



Veamos, veamos. Esta no es una fiesta para tomar helado de vainilla, es una fiesta para sacar a la luz tus mejores galas y si no estás dispuesto a rascarte el bolsillo vete al bar de la esquina y no te molestes en venir.

De las aproximadamente cuatrocientas personas que creo pude ver, sólo hubo una que dejó un poco descolocado pues era el típico guaperas que con un cuerpo espectacular y un no tan espectacular cerebro, se creyó con el derecho a colarse en la fiesta como a posteriori me mencionó un organizador.

Cuando seremos capaces de darnos cuenta de que en una fiesta de estas características no vale con ser guaperas y desnudarse o quedarse en ropa interior. La gente viene aquí a adorar y a ser adorad@ y el código de vestimenta no sólo es obligatorio, sino imprescindible.

Si quieres incorporarte al mundo de la perversión internacional, empieza por conseguir el equipamiento adecuado, de la misma forma que lo harías para jugar al tenis o ir a la piscina.


Conclusión


Sub Rosa Dictum es hoy por hoy la mejor fiesta de estas características a la que he asistido en Europa. Como veréis, le pongo 24 de las 25 estrellas posibles y sin lugar a dudas, volveré siempre que tenga la oportunidad de hacerlo.